jueves, 27 de diciembre de 2012

Literatura y poder



 Debió ser una de estas señoras la que se preguntaba en un blog, ya comentado en la entrada anterior (http://criticadepoesia.blogspot.com/2012/12/trenes-nacionales-y-cintas-de-caspa.html#disqus_thread), a qué se referiría ese Guillermo con aquello de las relaciones entre "literatura y poder". Se lo quería explicar, muy amablemente, en ese mismo blog, pero por alguna razón los respetables administradores no tuvieron a bien publicar mi respuesta. Así que se lo diré, aunque sea brevemente, por este medio.

 Aunque "Epilírica", y más especialmente "Estado de emergencia", sean obras que eligen como tema el ataque a los poderes establecidos, no creo que su aportación en este sentido sea tan valiosa. A estas alturas todos sabemos que los banqueros y sus lacayos son unos "hijueputas", como dicen por acá, en Colombia. Por otro lado, la perspectiva de izquierdas, por así decirlo, es mayoritaria en el ámbito de la poesía española, aunque sea en las declaraciones explícitas. Por eso, la verdad, no creo que sea tan "arriesgado" decir algunas verdades sobre, por ejemplo, el expolio al que están sometiendo a España.

 Como ya decía Cortázar, lo valiente no es escribir literatura sobre la revolución, sino revolucionar la literatura. En esto me influyó mucho también, cuando empezaba a leer sobre el tema hace ya varios años, los escritos del colectivo "Alicia Bajo Cero", o los de teóricos como Alfredo Saldaña. Creo que demuestran muy claramente cómo el conservadurismo está lleno de izquierdistas intenciones. Pero, sobre todo, me fascinó la obra del que también fuera mi profesor, Luis Beltrán, y a través de él la teoría que parte de Bajtín. Entonces empecé a ver con otros ojos. Y empecé a sentir el peso del poder, ensalzando lo "serio" y marginando lo carnavalesco y popular, en toda la historia literaria. ¿Cómo José Olivio Jiménez, por ejemplo, puede reconocer que Amado Nervo es un poeta mediocre y, aún así, incluirlo en su antología por una supuesta "representatividad" del ámbito mexicano? ¿Es que no es mucho más representativo Margarito Ledesma, "humorista involuntario"?

 Si amo a Roque Dalton, por ejemplo, no es por sus poemas panfletarios. Por muy izquierdistas que parezcan, son profundamente conservadores, por dogmáticos. Amo a Roque Dalton cuando se ríe de todo, del poder, del contrapoder, de sí mismo. Es entonces cuando su obra deviene verdaderamente revolucionaria.

 Y lo revolucionario, señores, necesariamente tiene que chocar contra el poder establecido. Y el poder establecido, o el más peligroso en poesía, no está en el FMI ni en la CEOE, sino que está, como decía Foucault, dentro de nosotros. Está en la forma en que aprendimos a despreciar lo diferente, sobre todo si acude a cualquier extremo, y máxime cuando ni siquiera pretende pasar por "serio". Y de ahí viene el estupor, e incluso el odio, que se manifiesta muy claramente, como comenté en una entrada anterior, a través de los "cachorritos del sistema".

 En todo caso, lo que pretendía sugerir el anónimo del blog (curioso que todas las críticas positivas a "Epilírica" estén firmadas, y las negativas sean anónimas), es que había alguna conexión entre mi literatura y el poder en el sentido de que había ganado el premio "Claudio Rodríguez" por algún tipo de enchufe. Bien, pues puedo asegurar, y por eso no tengo miedo de hacerlo en público y firmando con mi nombre, que no sólo no soy amigo, sino que ni siquiera conozco personalmente a ninguno de los cinco miembros del jurado. Es más, prácticamente no tengo ningún conocido en el mundo literario (hace ya varios años que ni siquiera vivo en España). Es cierto que los críticos del blog se limitaban a decir que "no creemos que sin habler publicado antes en Hiperión hubiera ganado", tras reconocer que no han leído el libro. No sé qué pueda conseguir el jurado al premiarme si ni soy su conocido ni tengo siquiera la posibilidad de devolver favores. Pero, en todo caso, y siguiendo esa lógica, ¿cómo es que gané el premio Antonio Carvajal, y publiqué "Epilírica" en Hiperión, siendo completamente "virgen" (sin conocer, tampoco, a absolutamente nadie ni de la editorial ni del jurado que, por cierto, no tiene ni un solo nombre coincidente con el del último premio)?  

 Tras esto, que creo que dejé bastante claro (muy a diferencia de los anónimos, que se limitan a especular), sólo me cabe decir que si alguien no lo cree...

“QUE VAYA Y COMA MIERDA
PORQUE LA HISTORIA Y EL POEMA
NO SON MÁS QUE LA PURITITA VERDÁ”
(Roque Dalton)

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