Sí ha habido en Colombia, por supuesto, algunos poetas con destellos de pasión y de originalidad (y algún crítico muy inteligente, como William Ospina en su ensayo "Por los países de Colombia"). Entre ellos, destaco a Luis Carlos "el Tuerto" López, que me hizo conocer este mismo librero. A modo de elogios, citaré algunas de las críticas que le hicieron en su tiempo: “simple versificador de chistes”, “grosero y audaz”, “sonetista pueblerino". Suena bien, ¿verdad?
Os dejo con uno de mis poemas favoritos, un soneto que maneja con increíble genialidad los recursos para dar la máxima potencia a su sátira. A su lado, las celebradas cursiladas de José Asunción Silva (salvemos su famoso "Nocturno", eso sí) invitan también a agarrar un fusil...
Tarde de verano
La sombra, que hace un remanso
sobre la plaza rural,
convida para el descanso
sedante, dominical…
Canijo, cuello de ganso,
cruza leyendo un misal,
dueño absoluto del manso
pueblo intonso, pueblo asnal.
Ciñendo rica sotana
de paño, le importa un higo
la miseria del redil.
Y yo, desde mi ventana,
limpiando mi fusil, me digo:
--¿Qué hago con este fusil?
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