jueves, 2 de mayo de 2013

Limones y corbatas


 En esta película, "Los limoneros" (Eran Riklis, 2008), se plantea una lucha desigual entre una mujer palestina que vive con sus limoneros y el ministro israelí de defensa que se instala enfrente de ellos, temerosos siempre de que le ataquen con algún cóctel limotov. Al principio de la película se muestran imágenes hermosas y coloridas de ese campo de limoneros, al final sólo podemos ver un grisáceo muro de hormigón que se ha levantado para separarles (tras haber arrasado los limoneros, por si acaso le deslumbrara su color).

 Este póster de la película (arriba) me ha recordado la imagen que, según me dijeron, tuvieron mis estudiantes durante el examen del Quijote (de estas sesiones formales de exámenes donde se encierran estudiantes de diversas carreras). Enfrente estábamos los profesores: todos ellos con oscuros trajes y corbatas, y en medio de ellos una mancha verde y amarilla que era yo.

 Profesores que no bajan a la tierra ni para saludar a sus propios estudiantes, que impertérritos amenazan con un suspenso o un apocalipsis, mientras la vida va pasando ahí afuera. Deben tener mucho miedo, los pobres profesores, para necesitar una armadura que imponga un distanciado respeto que no saben ganarse de otra manera.

 Los de humanidades, será por el hecho de ser humanos, suelen ser los más informales, sí, pero me recordaba un compañero que también suelen ser los más angustiados y depresivos. Ah, claro, que son profundos, los pobres... Será para ganarse el respeto de otros profundos cavernícolas, será por miedo a la luz, a ser felices. En ambos casos: son unos imbéciles, literalmente.

 "La más honda verdad es la alegría" (Claudio Rodríguez).

No hay comentarios:

Publicar un comentario