martes, 12 de marzo de 2013

Poesía, lenguaje, poesía social, Caribe, Adidas

 Una "obra de arte pictórica" no es otra cosa que un sancocho de pinturas tiradas sobre un pedazo de tela, vinieron a decir los impresionistas, que luego fueron tomados muy al pie de la letra por pintores posteriores, tipo Pollock:


 Algo tan obvio tomó tiempo, mucho tiempo, en ser comprendido, cegados como estábamos por idealismos platónicos. Del mismo modo, se tardó tiempo en entender que la poesía es, antes que nada, un asunto de lenguaje, de combinar palabras. Para entonces estaba empezando a gestarse una reacción que, sorprendentemente, se pensó como revolucionaria: la poesía temática, por así llamarla, aquella en la que el tema parece estar por encima de las palabras con que se expresa. O, para entendernos y simplificarlo, la poesía social.

 En realidad, sí creo que parte de la poesía social fue revolucionaria, pero lo fue, al contrario de lo que se piensa, por una cuestión de lenguaje, porque revolucionó el lenguaje poético al acercarlo al habla coloquial y darle todo el vigor de lo popular y carnavalesco. Por el contrario, cuando se abandonaba lo más humilde y concreto, lo más terrenal, que es el lenguaje, en aras del idealismo  autoritario, se escribían unos poemas-panfleto que, además de tener una pésima calidad literaria, resultaban políticamente conservadores, por más que allí un Roque Dalton o un Gabriel Celaya exaltaran la lucha de los pobres.

 El lenguaje nunca es neutral, esta es la lección que tenemos que tener muy en cuenta ahora que, parece, se acerca una nueva ola de poesía social en España. Y para ejemplificarlo quizás podamos aprender de la poesía anglófona del Caribe. Veamos cómo un conocido poeta jamaicano residente en Inglaterra, Linton Kwesi Johnson, expresaba su rechazo a las políticas racistas de Margaret Thatcher:

       "Maggi Tatcha on di go
        Wid a racist show
        But a she haffi go
        Kaw,
        Right now,
        African
        Asian
        West Indian
        An’ Black British
        Stan firm inna Inglan
        Inna disya time yah"

 

 "Inglan is a bitch", resume el poeta, pero la fuerza de la frase no recae tanto en la palabra "bitch" ("puta") como en la palabra "Inglan", derivación caribeña de la palabra "England". ¿Os imagináis este poema escrito en "perfecto" inglés estándar? Sería no solo contradictorio, sino también contraproducente: una forma de dar la razón a las políticas asimilacionistas que proclaman la supremacía de lo estandarizado, que consideran lo santificado por el poder como lo "normal"... En el contexto del poeta, escribir "Maggi Tatcha" es la mejor manera de resistir las políticas racistas de "Margaret Thatcher".

 Se trata, por tanto, de una cuestión de lenguaje. Y es que la lucha social, en poesía, no es otra cosa que una lucha de palabras. Lo que no es poca cosa... ¿Cómo ha conseguido el "neoliberalismo" de los poderosos dominar el mundo? A veces a través de las armas, sí, pero mayoritariamente a través de las letras, del arte, que en su caso encontró su mejor expresión en la publicidad, la mejor manera de "contagiarnos de su poder" sin darnos ni una pizca de su poder...

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