Llegaron los españoles y dijeron: desde ahora sois súbditos del Rey de España y del Dios de los Cristianos. Con las armas lo consiguieron: tres siglos de dominación política. Con las letras consiguieron mucho más: cinco siglos después, el Súbdito Supremo de Dios es nacido en la América Española y Cristiana. Felicitaciones.
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